Si hay dificultades en los procesos de aprendizaje, estos se producen, especialmente, con el colectivo de los directivos, sobre todo con aquellos que «ya han llegado» y en nuestro país. Tengo experiencias en America Latina que son más positivas desde el punto de vista de lo que voy a decir.

Parece que el directivo solo «quiere» aprender cosas «inmediatamente útiles», en el fondo, recetas, como si ya supiera hacer las cosas. Pero, me pregunto, ¿alguna vez alguien le ha enseñado método? porque en nuestro país en las universidades nadie enseña método, como mucho técnicas; y en las escuelas de negocio, tampoco. Muchas habilidades, muchas técnicas, pero poca metodologías. Es más estoy por afirmar que a la gente no le preocupa saber cómo se hacen las cosas, que es primero y que es después, que es antes y que es después, que importancia tiene una cosa y cual otra, como se aborda el aprendizaje activo, ni tampoco como se hace para escribir casi sin necesidad de pensar, y no tener que rectificar. Cosas propias del método, materia que no se estudia, lo repito. Y si tampoco se estudia en las aulas, es que tampoco nos damos tiempo ni para valorarla, ni para aprenderla a partir de nuestra propia experiencia. Total, que estimo que tiene poco método en el cuerpo, y más teniendo en cuenta que tiene poca paciencia para estudiar y para pararse, y la improvisación y la intuición y la «genialidad» mueven su vida.

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No sólo no tienen paciencia, es que la va perdiendo según ascienden en el nivel directivo. No tienen paciencia, porque poder y paciencia suelen ser cuestiones que no se llevan muy bien. Y lo quiere «para antesdeayer», también el aprendizaje, por eso demanda recetas y los departamentos de formación de las empresas saben que no pueden ofrecerle más que cursos de recetas. Y, sin embargo, se necesita tiempo y ritmo para aprender de verdad, porque aprender es saber escuchar, aprender es saber trabajar y experimentar, aprender es buscar, aprender es una tarea ardua, difícil, a veces cansada, y …. como decía el poeta gallego: «teño presa, teño presa de ter presa».

El corre-corre empresarial está impregnado en su máxima representación que son los directivos, y cuanto más altos, más. Por eso, lo único que digieren los directivos son experiencias, cosas que puedan trasladar a su ambiente, que puedan copiar, por qué no decirlo, que puedan transformar en «aires de cambio», en más liderazgo para sí mismos, en mejor posicionamiento en la pajarera empresarial. El directivo, sobre todo el alto directivo, resulta duro para entrar en un proceso de aprendizaje. Eso es lo que quería decir. Otros colectivos son más gratificantes y tienen más posibilidades de aprender estratégicamente.

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