¿Qué factores son reiterados o aparecen combinados en las empresas innovadoras y competitivas?. En otras palabras, cuando identificamos algo como innovador que pautas o rutas ha seguido, en que se basado su experiencia. Al menos, tres o cuatro de estos factores aparecen de forma relevante en empresas que innovan. Estos factores van evolucionando desde la primera generación y los principios de la empresa hasta formas más sistematizadas y sofisticadas en estadios evolutivos más avanzados.

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Así, encontramos una sucesión de factores que contribuyen a explicar e intentar generalizar aquellos que han conducido al éxito empresarial como proceso complejo. Hagamos una relación comentada y siguiendo el orden de importancia con que aparecen en los discursos:

Primero, sentido común

Confiere sentido estratégico, suma la razón a la intuición.El sentido común se suele decir que es el menos común de los sentidos, expresando así su, hasta cierto modo, inexplicable rareza; y también el interés de encontrarlo y que se manifieste.

El llamado “sentido común” no es nada común, pero esa mezcla de idea y de realidad, de saber y de practicidad, de largo, medio y corto plazo, de supervivencia y sofisticación, aparece – a través de los empresarios- en las empresas que han superado los primeros escalones de la competencia como un “valor intrínseco”, un algo añadido. Un valor intangible que luego se manifiesta en muchas cosas que “no parecen tener explicación” –o si la tienen pero no queremos conferírsela-, y que hasta a veces se consideran como mágicas, y se idealizan .

Segundo, liderazgo natural , pro-actividad

Necesidad, búsqueda, inquietud, arrastre, riesgo, ambición, demostrar al mundo, competitividad, relevancia, el estilo del líder suele ser decisivo hasta para determinar el nivel de supervivencia de la empresa. En muchas ocasiones he trabajado y escrito sobre el líder natural, y hasta en mi libro de 1999 he formulado una idea, para mí es básica a la hora de construir innovación diseñada, de que “líderes naturales, no gracias”.

Sin embargo, en la innovación espontánea –como en otras cuestiones del mismo tipo-, el líder natural es como una fuerza de la naturaleza, que aglutina las energías y las moviliza, las sintetiza en un punto y las proyecta. La mayoría de las empresas tienen en su origen un liderazgo natural, las más de las veces, muy acentuado, extremadamente acentuado.

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Tercero, constancia, trabajo, esfuerzo

Gente trabajadora, que dedica lo mejor a su proyecto, que se sacrifica, esto casi siempre conlleva un producto o servicio bien hecho, aunque no en todos los casos. El grado de sacrificio, de esfuerzo, es no sólo un ejemplo sino también un estímulo a veces central. El esfuerzo es imitable, y es un buen ejemplo para todos los que te rodean: es una forma de decir a los demás que se pueden conseguir las cosas si uno lo intenta . Esta cuestión es decisiva en una empresa que empieza, el afán de esfuerzo, “24 horas al servicio de la empresa”, la energía dedicada a la supervivencia. Una empresa en sus inicios sin esfuerzo no llega a nada, a no ser que sea un negocio basado en oportunidades de relación, de poder o de información privilegiada. Normalmente, una empresa es un gran esfuerzo liderado por el empresario de primera generación.

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Cuarto, cliente como necesidad

La empresa se orienta hacia el cliente para hacer posible la supervivencia, como necesidad. La mayoría de las veces desde el plano de la necesidad (“si no lo hacemos, nos quedamos fuera del mercado y sin clientes”). A veces, la posición es más madura, pero en todo caso, la necesidad y/o la escasez son muchas veces buenos puntales para enfrentar los procesos de ventaja competitiva y de innovación consiguientes. Podíamos decir que en la relación con el cliente hay diferentes posiciones más o menos maduras, y en las que influye decisivamente la posición que se tiene respecto al mercado por parte de la empresa. Por decirlo de alguna manera, hay empresas:
A sin el cliente
A el cliente como necesidad
A el cliente tiene toda la razón
A el cliente como oportunidad
A el cliente sometido

La mayoría de las empresas que inician su camino por el mercado actúan como si no hubiera clientes. Este fenómeno fue especialmente observable de manera masiva en la época de finales de los noventa con el boom de las empresas de internet. El empresario internet se miraba tanto el ombligo y estaba tan seguro de que lo ofrecía era maravilloso, en parte porque hubo una expectativa desaforada de los inversores, que cuando le preguntabas por el cliente, se quedaba atónico y altamente sorprendido (¿cómo no iban a comprarle, si lo que ofrecía sólo tenía ventajas? La mayoría ni siquiera se lo habían planteado. De ahí la gran cantidad de fracasos empresariales.

La fórmula del cliente como necesidad es más directa, y avanzada, porque ya sabemos que el cliente al final es quién nos compra y si no pensamos algo en él puede ser que no siga confiando en nosotros. En consecuencia, lo tenemos en cuenta. Esta fórmula tiene su exageración, por la que mueren también muchas empresas, pero que a veces ha dado resultado durante un tiempo, que se basa en eso de que “el cliente tiene toda la razón”. Es un planteamiento que no se puede llevar a las últimas consecuencias y mantenerse durante mucho tiempo; al final, el cliente como conjunto acaba fagocitando esa empresa que se pone demasiado inclinada a su servicio.

El cliente como oportunidad es la opción de la innovación diseñada, es comprender que sin el cliente no podemos mejorar, que es el fundamento de la reconstrucción y mejora continua de nuestro proyecto de oferta, pero no podemos hacer todo por él, porque no todo es posible y tenemos que saber cuales son los límites –siempre ampliables- en que nos movemos para poder continuar en el mercado y en competencia.

El cliente sometido es la versión más light del mundo de monopolios. Pienso que casi la mitad de las mercancías se mueven en fórmulas de sometimiento de clientes a través de monopolios, son fórmulas sutiles donde el marketing y la publicidad suelen conseguir ocultar con más o menos éxito la realidad de subordinación que se vive en esos mercados.

Pues bien, las mayoría de las pymes innovadoras suelen moverse en el modelo de cliente como necesidad más o menos modificado. Su área de excelencia sería llegar a percibir el cliente como oportunidad, y esta transformación tiene mucho que ver con la “reformulación de su proyecto empresarial” (lo que es inmediatamente factible generando espacios de innovación mediante el MINING-ALDEBARAN ).

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Quinto, una idea en la que creer

Casi siempre no importa equivocarse, no importa, nos reponemos (alta tolerancia a la frustración). Suele haber mucha energía y mucha necesidad impulsando la idea, una vez formalizada.
La idea se relaciona con el resultado, que presenta normalmente un alto grado de superación y de ambición. La idea se va forjando. En muchos casos, la idea no está en el principio, sino que los resultados la contrastan y la van consolidando, pero algo hay de ella en el big bang de la empresa.

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