Qué dicen los protagonistas

Los alumnos dicen. Comentarios sobre las opiniones al final de una experiencia hechas por los alumnos que la han vivido.

Introducción

Los alumnos presentan un trabajo final de tipo grupal sobre un tema que han investigado, analizado y trabajado a lo largo de un curso. En ese trabajo se les pide que realicen un proceso que les permita comprender lo que significa “hacer las cosas bien”, con la metodología adecuada, y que, por tanto, se documenten por su cuenta -y luego contrasten la validez de la documentación encontrada-, que lean, analicen o experimenten sobre la realidad que están estudiando, que intercambien y razonen sus puntos de vista individuales y los conviertan en un enriquecimiento grupal, que se adentren en el complejo mundo de pasar del análisis a la interpretación, que lleguen de hecho a hipótesis explicativas sobre la realidad estudiada, y que en una segunda parte las contrasten. Cuando llegan a la formulación de un sentido global de lo que significa lo que están comprendiendo, entonces empiezan a estar en disposición de seguir en paralelo con el método de investigación, uno de exposición, y para que lo desarrollen adecuadamente y aprovechen todo el caudal de conocimientos derivados de la interpretación que han alcanzado, se les enseña a exponer y posteriormente cuando el trabajo está casi terminado en su documentación y en sus papeles, a exponer oralmente y a hacerlo por escrito.

En esta fase se les pide que acentúen la puesta en común, en grupo, de lo que han aprendido, y uno de las demandas es que han de aprender no sólo sobre el objeto estudiado, sino sobre el método y las técnicas que han aplicado, para comprender su sentido y significado y sobre todo, los errores cometidos y cómo lo haríamos si tuviésemos que volver a empezar. Bien, pues en esta fase y cuando ya han terminado el trabajo, se les pide que en el trabajo incluyan sus observaciones sobre lo que han aprendido y sobre el método utilizado por el sistema de enseñanza que han vivido. Las respuestas son en su gran mayoría, por no decir todas, positivas, implicadas e interesadas. Ya se ha perdido la sorpresa de principio de curso, y ahora viene la reflexión profunda sobre lo que se ha hecho y la oportunidad que ha constituido poder hacerlo y vivirlo. A veces, las respuestas son muy amplias y otras veces son muy sintéticas. De estas últimas y del curso 1986-87 se hizo un trabajo para presentarlo al grupo de inspectores de enseñanza media del Ministerio de Educación y Ciencia. Sobre esas respuestas, hemos elaborado unos comentarios que tienen presente lo que los alumnos dicen. Es lo que hemos descrito a continuación. Los alumnos dicen y el profesor analiza su significado y añade información sobre esa posición y lo que se hace en el proceso de enseñanza.

1. «Tenemos otra motivación …..»

La motivación del participante en este tipo de experiencia es múltiple:

Primero, puede desarrollar su libertad de pensamiento y de acción, lo cual es decisivo;

Segundo, puede aprender cosas nuevas (a trabajar en grupo, a hacerlo con los otros, a trabajar con calidad);

Tercero, hace algo práctico y nacido de su propia necesidad y reflexión;

Cuarto, participa en un proyecto común, no es sólo un individuo que se la juega «sólo ante el peligro» con el profesor;

Quinto, está preparado, porque ha sido informado de lo que va a ocurrir en cada momento -la incertidumbre se reduce-;

Sexto, se presiona para que haga un buen trabajo y posteriormente se le reconoce -factores motivadores-;

Séptimo, se olvida del stress de los exámenes -ha de seguir un ritmo razonable a lo largo del curso-; ……

Consecuencia de todo esto y de mucho más, se siente bien consigo mismo y con los demás y rinde más. Se va motivando poco a poco y cuando llega al final siente la necesidad de seguir y muchos dicen que «ahora es cuando lo haríamos realmente bien». De todos los factores anteriores contemplados, la libertad y la consiguiente participación; la pertenencia a través del proyecto y del holding; y la presión por la calidad y el trabajo bien hecho y su reconocimiento son los factores centrales.

2. «Se trabaja más (el grupo te hace trabajar más) y se aprende mucho más»

El resultado de un trabajo así es evidente. Primero, las cosas dependen «de nosotros» -de ellos, de los que integran un grupo-. Podemos desarrollar nuestra libertad, pero debemos hacerlo con otros y esto significa que el grupo obliga a auto-organización y planificación del tiempo y del ritmo de trabajo, a mantener unos valores de respeto, de positividad y de conciencia de límites, a reforzar lo que hacemos y criticar lo que no hacemos o lo que no se hace del todo bien, a contrastar los pasos que damos, y así sucesivamente.

El grupo autoorganizado es un grupo que, si alcanza un mínimo de madurez, es realmente muy potente y sobre todo, aprende a trabajar sólo y en las mejores condiciones. Seguro que tienen razón en la frase, se trabaja más, mucho más. Estoy seguro de que un grupo de cuatro personas trabaja el equivalente a más de veinte que lo hubieran hecho con el sistema tradicional al uso. Pero el esfuerzo aumenta, pero también el aprendizaje aumenta. Si el esfuerzo es mayor y es constante, «se aprende mucho más» y más que proporcionalmente al esfuerzo realizado.

Hay un punto a partir del cual se compensan los costes, los esfuerzos iniciales -este punto se produce hacia los tres-cuatro meses de trabajo- y se crece exponencialmente. No todos los grupos alcanzan los mismos niveles, pero todos, sin excepción, superan con mucho los costes. Estimo que el resultado peor es mejor en más del doble a la enseñanza tradicional. Y esto sin olvidar que los comportamientos cambian ostensiblemente e interiorizan unas formas de trabajo muy efectivas, individual y grupalmente, que les van a ser de gran utilidad en su profesión.

3. «Traspasa los límites de la educación en sí ….»

Así lo dicen y así es. El alumno no sólo aprende a trabajar con otros, sino que como el espacio grupal es muy formal y muy cooperativo, aprende a socializarse y a desarrollar formas de intercambio y de colaboración y hasta de solidaridad con la sociedad y con sus inmediatos.

Por una parte, las nuevas formas, nacidas del trabajo grupal, se transforman en modos de comportamiento más sociables; por otra parte, las habilidades de presentación en público y de intercambio de opiniones tienden a abrir claramente las mentes hacia el exterior, por lo que el otro aparece con fuerza y en forma positiva, como alguien a quién hay que cuidar. Y así, esta forma de enseñanza incide realmente en la vida de las personas que la viven, porque se aprende muy intensamente sobre la realidad de la vida: les añade un mayor sentido de la realidad y también de la cooperación y del apoyo mutuo. En una palabra, aumenta su proceso de socialización. No se olvide que estamos trabajando con alumnos de 20 a 23 años.

4. «El alumno se ve valorado como persona»

Ya decimos en algún sitio que hablamos con personas maduras, que proponemos un modelo de enseñanza que incita a la madurez y pretende tratar con adultos. El alumno se construye una identidad, porque se le pide responsabilidad a través de la fijación de objetivos. Y de la responsabilidad es más fácil llegar al compromiso, pero sobre todo, la responsabilidad nos lleva hacia la identidad del yo, y la persona al ser tratada como adulto se comporta como un adulto, «como persona», porque lo es y puede ser valorado y reconocido como persona.

Esto produce autoestima, pero una autoestima nada prepotente, porque el alumno y el grupo saben de sus límites, de lo difícil que es avanzar para saber; saben, porque lo han vivido en directo, que hay que esforzarse para aprender y que los resultados del esfuerzo son muy positivos y que vale la pena. Todo esto les lleva a una posición avanzada como seres humanos: personas maduras que saben «lo que cuesta un peine».

Estamos transitando desde la pasividad a la proactividad, a la posición de búsqueda, de investigación, de innovación: «esto depende de mí mismo y de los demás que me acompañan».

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5. «Refuerza la cooperación …»

Covey lo dice muy bien: se llega a la proyección de la interdependencia -de la necesidad de los otros- si hemos construido un buen yo, una buena independencia. La cooperación es más factible a partir de un «yo integrado», de una identidad.

Sin identidad, la cooperación se convierte en pura ideología o religión -sentimiento nada despreciable de solidaridad o de «ayuda al prójimo»- y evidentemente tiene mucho mérito las personas que hacen estas cosas y llegan a ellas a partir del compromiso político o religioso. Gracias a ellas se resuelven muchos problemas y tiene mucho mérito todo lo que hacen.

Pero existe otra línea humanista que consiste en desarrollar la persona y sus potencialidades sociales, que son muchas, a partir del convencimiento racional y emocional conjuntos, y esta línea va desde él yo hasta el ellos, desde la identidad hasta la cooperación. Un planteamiento que se fundamenta en la fusión de inteligencia y sentimiento, y dónde éste es central. Los alumnos dicen que refuerza la cooperación, entre otras cosas, porque se comprende que es «beneficiosa».

Así, su interés, su área de necesidad y de interés, se confunden con su tarea social, con su refuerzo de la cooperación. Se socializa a partir de su propio interés. No es una mala ruta para desarrollarse como ser humano. Con este sistema de enseñanza se crean las bases para reconocer al otro, al lejano, integrarlo en el propio yo y aceptar la diversidad, la heterogeneidad como una fuente de riqueza y de variedad -hoy se dice, biodiversidad- y evitar de esta forma xenofobias y discriminaciones sobre lo que es distinto .

6. «Se fomentó la ilusión, la motivación por creer en lo que se hace …..»

Si, porque sin «ilusión» no hay energía que ponga en marcha nuestro sistema de motivación. Es preciso estar convencido de que lo que se hace va a ser muy positivo para los demás, para transmitirlo y …. «acabar ilusionando al alumno». Al principio, siempre es preciso «creer» -también lo hace la ciencia-; el punto de partida es casi siempre un «prejuicio», un «acto cognoscitivo preanalítico» dice Schumpeter, y para ello tenemos que dejarnos llevar inicialmente y poco a poco ir confiando realmente y acercándonos a una confianza plena en las personas y en el sistema.

Los alumnos vienen bastante afectados por un sistema basado en la desconfianza -no trabajan, no se esfuerzan, suelen decir la mayoría de los profesores; no nos gusta lo que hacemos, me exigen un examen que es una lotería, dicen los alumnos-. Es necesario «hacerles creer», «fomentarles la ilusión». Para eso, el profesor ha de estar convencido. Para él ya no es una creencia, pero ha de hacer consciente y expresar que demanda del grupo que «empiecen creyendo», poco después podrán liberarse y sustituir el «yo creo» por el «yo pienso» o «yo sé», o mejor por el «nosotros pensamos» o «nosotros sabemos que ….».

7. «Se desarrolla el sentimiento de que los demás son alguien y que el grupo tiene un pensamiento que hay que respetar y más productivo ….»

En definitiva y como resumen de todos estos comentarios, los alumnos dicen que «se desarrolla el sentimiento de que los demás son alguien». ¿No les parece realmente importante que se puedan llegar a decir estas cosas?. No es tan evidente que ocurran en la calle y en la sociedad. Hemos empezado a convertir el egoísmo individualista en un interés por los demás, basado en un sentimiento nacido de la comprensión racional de una evidencia -los demás también nos pueden ayudar-, pero que no lo es del todo en la práctica, y esto se ha conseguido en un espacio micro, es un espacio local, y no con grandes declaraciones públicas de tipo ideológico ni cultural ni político.

Se ha hecho el camino al andar y se ha llegado a un destino, sin ruido, sin proclamas, por el camino adecuado, por el convencimiento, que nace de la vivencia recordable. Este convencimiento tiene su «base de columna» en que «el grupo tiene un pensamiento que hay que respetar y que es más productivo …».
O sea, que en el fondo, una buena experiencia grupal es tan productiva objetual y afectivamente que nos convence de la importancia del otro y de ahí nos lleva a pensar que «los demás son alguien». Permítanme que les diga que esto es realmente muy importante, porque es parte de las misiones de una universidad: contribuir a formar como seres humanos y a socializar a los estudiantes que nos ha encargado la misma sociedad.
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Sirvan estos pensamientos que me han sugerido mis alumnos como base para comprender la labor que venimos desarrollando desde hace más de veinte años y que este profesor vocacional y apasionado por la enseñanza y el desarrollo de sus alumnos ha podido expresar en estas líneas.

Febrero 2000

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2 comentarios en «Innovación: Protagonistas»

  1. Querido Roberto:
    Tienes admiradores entre los alumnos y monitores de mi grupo de iniciación a la investigación: han puesto esta entrada de tu blog entre las conexiones del blog del grupo
    (ver: http://investigacionensomosaguas.blogspot.com/
    Yo no les había comunicado la existencia de tu blog, pero han leído algunos de tus libros y les han gustado mucho.
    Enhorabuena, y adelante!

  2. Los he visitado, he visto la referencia a mi blog y no me pareció oportuno dejarles un comentario porque no entiendo nada de paleontología. En todo caso, me ha parecido que estaban haciendo un buen trabajo. Felicítalos, si tienes ocasión. En todo caso, si hay oportunidad, sería bonito este verano encontrarme con ellos. ¿Qué te parece? Un abrazo y gracias por la información.

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