Mi sueño afirmaba mi identidad, mi posición -ya he dicho, no siempre clara y rotunda, sino dubitativa y renovada continuamente-, una posición que en el sueño querían arrebatarme en función de jerarquías o de “autoridades morales” establecidas, utilizando lo que siempre utilizan estas ideologías o dogmas dominantes, el error que han visto en tu comportamiento, que se convierte así en la palanca para convencerte de que hay que hacer lo que todos hacen, es decir, adaptarse a sus conveniencias ….. Me he levantado bien, porque aún en el sueño no cedía a las pretensiones del poder y mantenía mi dignidad y mi ser y mi forma de ver las cosas no sólo con entereza, sino finalmente con convencimiento del “tribunal” de puristas.

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Y casi siempre, y como decía Calderón de la Barca, «los sueños, sueños son». Pero en este caso, sueño y realidad se han confundido, porque aún a mi edad sigo teniendo sueños, sueños de libertad y de innovación, sueños de renovación, sueños de identidad y de vida ….. Los sueños no siempre son sólo sueños, muchas nos sirven para seguir pensando que hay que continuar, ya no por nosotros, que vamos a morir cualquier día, sino para dejar algo para los demás, algo que «devuelva renovado y mejorado» lo que uno ha recibido de tanto amor a la vida que has leído, has vivido y has encontrado en los otros y que has vertido y revertido sobre todos ellos.

Tantos habrán visto tan fácil poner en marcha sus proyectos, sus innovaciones, sus sueños …. pero tan pocos habrán podido hacerlo. No importa, hay que seguir …. aunque las arrugas se vayan haciendo cargo de tí y forjen diademas por encima de tus cejas.

Mis sueños han estado siempre vinculados con el otro, con los demás. Nunca me he olvidado de mi mismo y de los que me rodean, pero he intentado proyectarme en los demás, y en los demás en concreto, especialmente en mis alumnos y participantes en cursos, ciclos y programas. Tanto es así que me gustaría tener la oportundidad de reunirlos, de reencontrarlos, de revisarnos juntos y saludarnos. Tal vez todavía y algún día sea posible, en un gran Encuentro que todavía queda por formalizar.

Por cierto, una parte del sueño se ha plasmado en mis dos últimos libros: «Innovación y Gestión del Conocimiento»(2006), especie de manual sobre el tema, construido a partir del conocimiento y el sentido común y de mi propia experiencia práctica; y «Manifiestos para la innovación educativa» (2009), donde muestro la experiencia docente innovadora a partir de lo que dicen los mismos protagonistas, es decir, los alumnos, lo que acaba conduciendo a una forma de autorregulación y autodesarrollo de los mismos como fundamento del planteamiento pedagógico. También podéis releer mi Manifiesto para la Innovación que está a la derecha, arriba, de esta página, en Eventos.

En fin, seguiremos intentándolo.

La próxima semana inicio un nuevo programa de innovación por tierras argentinas. Espero que me llene de nuevos conocimientos e ilusiones, y que provoque también algún que otro proyecto, senda o querencia en aquellos a quienes va destinado.

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