«El más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad», afirmó en su día Epicuro
Autosuficiencia-libertad, un gran dúo y casi siempre unido. Cuando uno ejerce (sic) su libertad de comprar -primero, porque tiene dinero para hacerlo; los que no lo tienen, no tienen ese derecho; y segundo, porque expresan o sienten necesidades, muchas de ellas innecesarias, valga la redundancia-, no tiene libertad …..
La libertad se engendra a partir de un libre albedrío, de una autosuficiencia, de depender de uno mismo, de ser uno mismo, sólo o con otros, pero siempre de forma activamente querida. Un policía no tiene libertad para reprimir, es su trabajo; un «indignado» tiene libertad para indignarse y manifestarse, aunque luego se lo impidan por diferentes medios, entre ellos exigiéndole a la policía cumplir con su trabajo. No hay libertad sin autosuficiencia; si uno no puede decidir responsablemente lo que quiere o no quiere hacer, no es libre. Y no tiene nada que ver con el mercado, como nos intentan inculcar los ideólogos del sistema capitalista. Si compras no eres libre, sino más dependiente de seguir comprando.