El nuevo «opio del pueblo», el «panem et circenses» de este siglo, sigue siendo un buen sistema de adoctrinamiento para provocar las más profundas e compulsas reacciones nacionalistas. Tal vez los tiempos que vivimos son de por sí tendentes al nacionalismo, debido en gran medida a la escasez y a los miedos a las pérdidas de posiciones, y los miedos también provocados gratuitamente por los estados nacionales y muchas organizaciones internacionales. Lo cierto es que futbol es nacionalismo primitivo, regreso a las, en mi opinión, peores manifestaciones del ser humano o de la masa. Nos hacen masa, nos hacen ser de un estado, cantar un himno o escucharlo con un respeto reverencial, querer ganar como sea, y fomentar aquello que no es en sí mismo un deporte o una belleza, que lo puede ser para aquellos que lo hemos vivido y experimentado y a veces, pocas, lo vemos en algún momento o campo. Pero lo más importante del futbol es la rivalidad, la competitividad, el nacionalismo, el patriotismo decadente y que nos evita pensar con libertad o ser, sino sólo ser parte de un monstruo que nos consume y nos evita hasta disfrutar de la belleza, sino de la eficacia del gol como forma de que nos sintamos bien, o mejor de lo que estaríamos sin él.

Lo cierto es que hoy el futbol es muy aburrido, es muy poco libre, normalmente depende de esquemas tácticos y estratégicos que se renuevan constantemente desde el entrenador y la banda, y que parece que es más un conjunto de automatismos, que una posibilidad de hacer una jugada bonita. La fuerza predomina sobre la habiidad, y los hábiles lo llevan mal -bueno, siempre los hábiles y débiles lo han llevado mal en el futbol o en cualquier deporte, porque al final son como los circos romanos, lugares donde la habilidad es sólo un complemento de la fuerza y la energía de los jugadores.

En fin, no sé para qué escribo esto, porque me he aburrido, y no me dan ganas de continuar ……

Ahora, seguro, el futbol está cada vez más nacionalista y pobretón, provincianista, simplón, y lo que importa es cazar ratones y no cómo ni de qué manera, sino cazarlos. El resultado es lo importante. Y los famosos penalties son una forma muy correspondiente de lo que digo: hay que llegar a un resultado, el que sea, y alguien tiene que pasar. Y el que pasa, grita como un energúmeno. Lo entiendo en los jugadores que ganan dinero, pero ¿en los espectadores o televidentes? …….

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