«Todo tiene su belleza, pero no todo el mundo la ve» El maestro Confucio dixit.

Todos nos sentimos impresionados por la belleza, pero no vemos todo lo que es bello en nuestro entorno, ni en nosotros mismos. Si somos un poco exigentes con nosotros mismos, nos vemos continuamente por hacer, en un proceso exageradamente crítico o autocrítico, a veces, hasta destructivo. Y si somos así, también los demás se llevan su parte, y nos justificamos diciendo que también lo somos con nosotros. En fin, para mí eso nos impide ver todo lo bello que somos y nos rodea.

Tal vez tengamos que aprender a ser críticos sin ser destructivos. Ser críticos después de habernos puesto en el lugar del otro, y haberle reconocido sus méritos, y después vamos a ver como debatimos, pero siempre después del re-conocimiento, palabra preciosa en contenidos y continentes.

Ver la belleza es fundamental, porque nos brota el sentimiento, la sensibilidad, las yemas de los dedos, …. somos nuevamente humanos, gracias al sentimiento derivado. He leido varios libros y ensayos sobre la estética y la ética y en general casi siempre hay una coincidencia entre lo que debemos ser o queremos ser y lo bello.

Ser cutre y feo como son la mayoría de los miembros del Gobierno español actual es malo para su salud y para la salud. No pueden traernos nada bueno, no resultan nada atractivos, nunca los miraríamos por la calle, porque resultan de una fealdad subida, yo les llamo casposos. No tienen remedio, porque además «lucen» (sic) un look de otro tiempo pasado, que no fue mejor, con sus pelos revirados en la nuca, con sus peinados hacia atrás, con sus barbas que tapan más que alegran, con su discurso romo, y en consonancia con su estética. Discursos casposos y looks casposos. Todo en sintonía.

Me siento negado para ver «la belleza» en esos rostros, e igualmente para ver «la belleza» en sus proclamas y discursos: no dicen nada, o no son creíbles, igual que su figura, son como de otro tiempo, de un tiempo pasado, que en su caso tendrían que saber que no fue mejor, sino mucho peor. Lo que ocurre es que se han hecho viejos mucho antes de que llegaran ni a la madurez. Viejos antes de tiempo. Horrible. Se puede ser más joven de lo que los años dicen, pero ¿más viejo? No es ético ni estético. Eso quiere decir que los pensamientos nostálgicos -y por tanto, jerárquicos e irracionales- predominan sobre el pensar el presente, y de ahí, como decía mi maestro José Luis Sampedro, saber que en el presente está el futuro en germen. Ellos no lo saben, por eso, viven defensivamente, sin pasión por el hoy y el futuro inmediato, sino luciendo sus ocultas intenciones de hacernos regresar al pasado.

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