Escuchamos mal. Cuando alguien sospecha que no lo estamos haciendo, nos pregunta: ¿me estás escuchando? y nosotros decimos que si, a veces, se amplía la pregunta y se dice: «entonces, que te estaba contando» y uno recurriendo a la memoria inmediata, le dice algo de lo que realmente no estaba escuchando. Cuando no escuchamos en grupo y todos hablamos casi al mismo tiempo, o cuando no escuchamos en el aula, sino que sólo queremos decir lo que «tenemos que decir», estamos cometiendo un grave error no sólo de educación y de democracia, sino de utilidad de lo que hacemos. Si no escuchamos, mal podemos dialogar, y si no dialogamos, nuestro monólogo no va a encontrar mucha acogida en los demás. En definitiva, si uno quiere avanzar, escucha, escucha.

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Aprovecho la aportación de Carmelina de Lozano, a la cual doy mis gracias más sentidas, para reintegrar el modelo que vengo escribiendo desde hace un mes aproximadamente, y que empecé con el «Somos nosotros los que tenemos que cambiar ….» y que se ha convertido en el GEM (por Cooperación-Grupo, primera letra; Escucha activa (segunda); Metodología (tercera); quedándonos por trabajar la letra que completa la palabra GEMA (la A, que aquí va a representar Action-reseach, y que está en curso de publicación para la próxima semana).

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Pocas veces había tan bien interpretado en mis intenciones y en mi manera de trabajar. María Elena Cano llega hasta el final. Es una gran aportación, y yo no sabría describirlo mejor. Gracias, Elena. Esto demuestra no sólo que los estudiantes pueden hacerlo todo ellos mismos y que es más que posible el autoaprendizaje y mejor en grupo, sino que la inteligencia es como una nube que flota allí dónde se facilita un espacio de aprendizaje en grupo.

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