Ley Wert: ¿uniformidad o diversidad? (2)

El segundo aspecto dominante de esta ley inaceptable es su tendencia a uniformar (poner a todos de uniforme) y a perseguir las diferencias, la diversidad.

Veamos a los pobres rinocerontes perseguidos por unas costumbres e creencias lamentables que piensan que poner en un plato un caldo de cuerno de rinoceronte o algo similar, nos va a llevar a que tengamos más placer en las relaciones sexuales o chorradas similares. Mucha gente, sobre todo, los «nuevos ricos», se lo cree y el resultado es que se van matando rinocerontes para «aprovechar», con buen sentido capitalista -es decir, de desperdicio-, sólo sus cuernos, que sus demandantes pensarán que van a sustituir su poca sensualidad-sexualidad y su impotencia sexual. ¡Qué gran chorrada, pensamos! Pero que chorrada y defendemos a los rinos e intentamos que no acaben con unos animales de lo más simpáticos, maravillosos y aún encima, herbivoros -¿vegetarianos?- y hasta poco agresivos. Bien, vemos eso y nos decimos, pero ¡qué locos están los chinos o los que sean, con esas tonterias y creencias. Pues bien, vamos nosotros y vemos a un catalán hablando en catalán o a un gallego hablando en gallego y parece -según la Lomce- que odiamos que lo hagan y queremos que hablen ¿el idioma del imperio o qué hablen «cristiano»? Pues ahí está la ley wert-¿edero? para eliminar las diferencias, la diversidad y considerar que todo el mundo tiene derecho a hablar el «idioma del imperio», pero no lo tienen a hablar en su propio idioma, sea catalán, gallego o euskera. ¿Puede haber un razonamiento más fascista, más franquista, más dictatorial y más en contra de la diversidad y de la riqueza de dicha diversidad? Pues no, pero el Wert con su iglesia inquisitorial de fondo, le parece la mejor solución, reducir las diferencias, o al menos, crear las condiciones para hacerlas menos evidentes y que hasta sean menos útiles. Un tipo así, y sus colaboradores, no puede entender que las cosas, si fueran humanas o si fueran sencillamente racionales, irían por el camino contrario y estaríamos encantados de haber recuperado idiomas que habían sido aniquilados por el franquismo y otras formas de poder históricas y sometido al lenguaje dominante y único (por cierto, es curioso, la mayoría de los que viven en España y no son gallegos, ni catalanes, ni vascos, no conocen ni reconocen o entienden alguna de las otras tres lenguas, ni han hecho un mínimo esfuerzo por comprenderlas -¡qué hablen el idioma del imperio!-, lamentable. En los programas de educación básica y secundaria tendría que haber materias que se impartiesen en gallego, en catalán o en vasco, en las comunidades dónde sólo se habla el castellano. Sería un enriquecimiento y una forma de reducir las tensiones y conflictos entre comunidades. Eso si sería avanzar hacia un modelo de cooperación y de integración entre todos. Pero no, en vez de aprender lo que no se sabe, se obliga a no aprender lo que se quiere a aquellos que hablan desde pequeños y en sus calles en otras lenguas claramente diferenciadas.

La ley wert-¿edero? es una forma de reducir las posibilidades de hablar en la lengua de cada uno -quiero dejar claro que un catalán o un gallego o un vasco conocen tan bien como los demás la lengua castellana, y además, conocen o es conveniente que conozcan la suya y la valoren positivamente, y normalmente, son más proclives a estudiar en más profundidad -y pasando de ese nivel intermedio medio de todos los habitantes- el inglés, el francés y aún el portugués ….. o al menos, a respetarlas y valorar lo importante que sería para ellos conocerlas mejor. Y no por razones de utilidad, sino por razones de aprender, de conocer, de abrirse al conocimiento del otro y de los otros.

Ahora bien, además de las razones expuestas, ¿por qué Wert ha impuesto esta ley limitadora del uso de las tres lenguas constitucionales con el castellano? Pues por razones estrictamente de autoridad, de control social, y de sometimiento de minorías a mayorías dominantes, con un desprecio total sobre nuestro patrimonio cultural, y con el sentido último de uniformar -¿a que es horrible la palabra?-, de imponer, de dominar, de controlar y de subordinar a los que son distintos. Sería algo así como: si eres distinto, pagarás por ello. Y en el fondo, esa subordinación conlleva incomprensión de los diferentes, son infieles, son herejes ….. muy parecido a una Gran Inquisición -Española, como dicen los ingleses-.

Los indios americanos eran «convertidos» a la fé y a la lengua, porque tanto sus religiones como sus lenguas eran lamentablemente paganas, sin-verdad, subdesarrolladas, porque nosotros, los conquistadores teníamos la verdad, éramos la verdad. Esto es lo mismo o parecido: ¿para que quieren los catalanes, los gallegos o los vascos tener una lengua distinta, si a fin de cuentas es minoritaria, «no sirve para nada» y no la habla nadie? Paradójico que sigamos utilizando los mismos argumentos que utilizamos todo el franquismo, y durante siglos y siglos desde finales del XV hasta Dictadura de Primo de Rivera -la II República fué probablemente la única etapa histórica donde esos argumentos se fueron relegando a un segundo plano como «soeces», «irracionales» y contradictorios con cualquier tipo de convivencia y humanidad-.

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Las cosas de la vida no tendrían que ir por ahí y menos en la educación que es el fundamento de lo que serán las futuras generaciones: respeto a la diversidad y la riqueza cultural y social que significa ser distinto y complementar así el espacio de aprendizaje y de convivencia y participación; respeto a las culturas diversas y las formas distintas de enfocar la vida y no considerarlos como «menores» o «sin derecho», por ser minorías reducidas -por cierto, en China hay una etnia, la Han que es complemente mayoritaria, mucho más que en la península lo es la «etnia» que habita la meseta y sus afluentes. Bueno, pues en China hay 52 minorías étnicas que disfrutan de un montón de «discriminaciones positivas» a su favor. Hasta pueden tener más de un hijo, saltándose la planificación familiar, y otras muchas ventajas, son respetadas en sus costumbres, y valoradas por lo que aportan al conjunto, y están creciendo. En los últimos veinticinco años han pasado de ser un 4,5% de la población total a más de un 8% actualmente-. La educación debe propugnar la defensa y el acercamiento a las «etnias» minoritarias peninsulares, y esto ha de hacerse desde arriba, desde el Estado, desde sus gobernantes, desde los padres, desde los profesores ….. o ¿es que pensamos que los niños de forma espontánea se van a dar cuenta de aquello que ni les enseñan ni les ayudan a comprender?

Esto es algo de lo que hay, y de lo que fomenta la ley wert-¿edero?: uniformidad, empobrecimiento cultural, incomprensión, exclusión, y una educación que es más el reflejo de una situación de dominación que de una situación de fraternidad y diversidad necesarias para forjar libertad e igualdad desde que los niños son niños.

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Un comentario en «Ley Wert: ¿uniformidad o diversidad? (2)»

  1. La ley Wert está formulada desde el miedo, desde el miedo de la ignorancia, desde el miedo a que la gente con libertad se desmadre -¡qué gran chorrada, pero presente en estos personajillos!-, desde el miedo a lo distinto, desde el miedo a la verdad, desde el miedo al conocimiento, desde el miedo a la innovación …..

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