Atemorizados por el mercado

Un ejemplo que da para más de un libro: los temores y miedos individuales, familiares y sociales que provoca la situación de inestabilidad en el empleo, la precariedad laboral, que aunque uno tenga un contrato fijo, no está fuera del peligro de la denigración personal y social de verse despedido, por razones mínimas -y aún quieren que se avance más: me refiero a Ciudadanos, aunque lo explicita poco, por razones electorales-. Sentir el soplo del poder del empresario o de su representante, director o capataz, en la oreja del empleado/obrero, supone una tensión añadida, que se amplía cuando uno llega a casa todos los días, y se da cuenta de que “no es nadie” y probablemente reaccione lamentablemente ante “esa real pequeñez” y temor en el que nos movemos, todos y cada uno. Unos más y otros menos, pero todos. Hasta los que están cerca del poder, o son poder delegado, temen perder su posición y su puesto, y el temor aún se acentúa porque la competencia para “su puesto” es durísima y como te marginen, estás fastidiado.

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Un terrible temor nos asola: ser despedidos.

Y cada día surgen más técnicas para controlarnos y querer que aumentemos la productividad de lo que hacemos y sobre todo, el peor de los recursos, ya casi generalizado en las empresas, la dirección por objetivos, que lo que significa es que la competencia entre iguales se hace tal que la lucha, la traición y las zancadillas son lo normal dentro de esas di´námicas. Justo lo que quiere el poder: dividirnos, que nos odiemos, que compitamos con el amigo y compañero, que queramos ser los que alcanzan más los objetivos y nos retribuyan mejor.

Una variante de la dirección por objetivos, todavía más dura, porque afecta a la gran mayoría del mundo comercial, es la aplicación de objetivos entre compañeros y comerciales. Estoy viviendo como cliente una batalla descarnizada porque “compre” a una tele-comercial y no a otra, con interferencias constantes. Después de tres o cuatro llamadas, había llegado a un acuerdo con una chica (latinoamericana, por cierto) del equipo comercial. Entonces empezaron a llamarme sin ton ni son otras comerciales y cada vez que les dije que estaba a punto de cerrar el contrato con una persona y que no quería a otra, porque me parecía lo justo y además, no tenía que volver a empezar, no sé de que forma consiguieron hasta dos veces (dos personas distintas) hacer que el primer “cuasi-contrato” se diluyese en sus manos y se hiciese imposible volver a la comercial primera. Esto ha supuesto una experiencia lamentable desde el punto de vista del cliente, que como tal acabas hasta entrando en comprobar si las otras comerciales te ofrecen más que la primera. En fin, la competencia para sobrevivir malamente con unas comisiones de mierda, acaba destrozando lo que uno tiene de ser humano.

Es el tercer gran temor: la pérdida de salario o la pérdida de trabajo y el despido consiguiente, o aún la marginación en la empresa. El temor está claro, y genera temor universal; el recurso, los objetivos y los pagos a destajo, llamados por objetivos, pero son a destajo, es un recurso que está extendiendo los temores y haciendo que la competencia del mercado capitalista sea lo que es: una grandísima inmoralidad, un peligro para el equilibrio y la salud de las personas, y una subordinación continua de toda la sociedad, desde el individuo a la familia y al grupo social.

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Un comentario en «Atemorizados por el mercado»

  1. Efectivamente, en esta «letra pequeña» del dia a dia, manipulados por corporaciones cada vez más insidiosas, se nos va la energia y nos comportamos como victimas.
    Esta presión de las corporaciones lo tiene facil porque nuestro momento historico es también de temor.Estamos maduros para el miedo por individualismo, por falta de paraguas sociales emotivos
    Os recomiento el libro «Años de vértigo» 1900- 1914, de Phillip Blom, de Anagrama. Llevamos 100 años de vertigo. Vivimos la continuación de aquellos tiempos de «progreso y liberación» que se traducen en miedo colectivo.

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