Horizonte de la innovación

El horizonte de la innovación es la auto-organización, el auto-desarrollo, el auto-aprendizaje. Es preciso facilitar condiciones para que estas formas sociales se hagan posibles.

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Si la naturaleza consigue autoorganizarse y autodesarrollarse, ¿por qué los seres humanos nos dejamos dominar por el mercado, que más bien desorganiza y genera continuamente desigualdades? ¿Cómo podemos todavía ser tan primitivos y fundamentar nuestra sociedad en el dios-mercado, cuyos caprichos, como si de un Jehová se tratara, ocurren la mayoría de las veces, sin quererlo, «independientes de nuestra voluntad» o sólo por la voluntad de unos pocos?

El que tenga dudas sobre la capacidad de autoorganización de los espacios físicos, lea a Fritjob Capra o a Maturana o a ….. tantos y tantos.

Claro, al horizonte no se llega, sólo a veces parece que nos aproximamos, pero el horizonte, como las concepciones del mundo, nos anima a seguir y desarrollar nuestras capacidades y no dejarnos en manos del dios-mercado, esa «mano invisible» que hace que hoy, cien años después de la primera guerra mundial, nuestra sociedad parezca que regresa hacia lo que era en las entreguerras.

Cuando he vivido una experiencia de auto-organización, que han sido ya bastantes, me he quedado asombrado de lo que podemos hacer sin tantas jerarquías, tantos aristócratas del dinero, y tantos directivos que no tienen ni idea de lo que tendrían que saber: coordinar energias y favorecer la libertad de los grupos sociales «a su mando».

Mientras vivamos en una sociedad jerarquizada -y cada día, más, al menos en este regreso de los últimos años-, no avanzaremos como seres humanos. Es probable que «tengamos» que convertirnos en esclavos o neo-esclavos de los que con pocos méritos dirigen el sistema y las empresas.

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