Mi experiencia: LOS COMIENZOS (MIA)

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Mi experiencia

Mi punto de partida siempre es el mismo: Sólo hablo/escribo de lo que he experimentado y más de una vez, haya funcionado o no (porque si funciona, vale la pena repetirlo; y si no ha funcionado, sirve para aprender del error). Nunca, por tanto, hablo o escribo más que raramente de aquello que no he experimentado y muchas veces, por tanto, no voy a hacer teoría, sino mostrar experiencias vividas, analizadas y comprendidas, que es con lo que yo opero como investigador que soy.

Por tanto, tenemos muchas opciones para forjar horizontes atrayentes para los participantes. Si tenemos algún problema con nuestro ¿Qué hacer? es que tenemos tal vez demasiadas alternativas, pero ¿nos quejamos por tener muchas alternativas? Habría que hacerlo si sólo hubiera una, pero hoy sabemos que si tenemos varias, podemos hacer fusiones, músicas que casi siempre son más atrayentes para los públicos, por su interacción étnica o social.

Veamos una experiencia que aglutina varios factores, y alguno más de los reseñados. Mis experiencias concretas se han ido haciendo más y más complejas a medida que se sucedían los cursos , porque en todos ellos se iban incorporando factores nuevos que había que armonizar con el conjunto. No voy a presentar mi experiencia en su máxima complejidad que ya he intentado abordar en mi libro recientemente publicado: “Metodología de Innovación y Aprendizaje (M.I.A.). Libro I: Los comienzos. Luna nueva y año nuevo”, sino en la suficiente para mostrar un ejemplo de experiencia docente aplicada en el mundo universitario.

Se trata de fusionar relaciones (conocimiento de los otros y de uno mismo), preguntas al estudiante (tener en cuenta sus vivencias, sus intereses, su palabra, sus preguntas, sus respuestas), grupo de trabajo (y su metodología y dinámicas para hacerlo más efectivo y práctico y, cómo no, más satisfactorio) y que todo eso nos ayude a acercarnos a la realidad cotidiana, al aquí y ahora de la vida social. Le añadiré algunos ingredientes imprescindibles y seguro que hará una buena mesa.
El primer punto o punto clave es comenzar abordando el conjunto en una sola acción programada :

 generar espacios de interrelación, de conocimiento mutuo entre los participantes (lo normal, dada la organización de los cursos actuales, es que lleguen y se conozcan de poco a muy poco entre ellos), para que se conozcan. ¿Cómo? Pues haciendo o compartiendo algo, ¿Qué? Pues una de sus indudables experiencias: llevan años asistiendo a aulas, conviviendo con profesores diferentes y con métodos de trabajo también diferentes , y han desarrollado ciertas preferencias y ciertas discriminaciones (les gustan algunas formas y tipos de profesores; no les gustan otras formas y otros tipos de profesores, y consideran que los primeros les han ayudado y los segundos, les han dificultado su proceso de aprendizaje ).

 Estas experiencias, compartidas en grupos (no preguntadas individualmente) tienen no sólo más validez científica (se contrastan con otros), sino que logran que unos conozcan a otros por lo que han sido y son, y que al tiempo, y al hablar en voz alta delante de otros, ellos mismos descubran cosas que no habían contemplado en su experiencia , porque nunca habían tenido de presentarlas en público. Tenemos por tanto, un punto de partida que aglutina dos de los factores contemplados.

 Pero también esa reunión puede servir para ir incorporando formas novedosas y metodológicas de trabajar en grupo, que les enseñen los fundamentos de lo que es cooperar o trabajar con otros, y eso con pequeñas pinceladas introductorias que ellos convertirán en acciones concretas orientadas a generar grupos de trabajo.

 Además, el objeto de trabajo (sus experiencias docentes) les hace recorrer un camino hasta hoy, de tal forma que muchos de ellos hablarán de su historia, pero también y sobre todo del inmediato hoy, del ayer, del curso anterior, de su experiencia en estas mismas aulas, y la mejor forma de encontrarnos en el aquí y ahora es ver lo más inmediato a nosotros, y en estas experiencias está lo inmediato muy presente, que suele ser lo que mejor se recuerda, aunque no siempre (según van cada uno presentando sus experiencias, se van acercando al aquí y ahora, porque la misma cronología de los hechos les lleva al hoy, o al ayer, que es prácticamente el hoy).

 Este mismo espacio no sólo nos sirve para que se conozcan o re-conozcan, para que se relacionen, para que recuperen la memoria de su experiencia en las aulas, para iniciarse a una nueva forma de trabajar en grupo que ahora puede aprender sistemáticamente por primera vez, y no sólo acaba siendo actual en sus consideraciones, sino que combina algunos elementos más, como por ejemplo:

• la sorpresa de empezar de forma distinta a como es habitual (comenzar el curso preguntándoles a ellos sobre su experiencia para que ellos contribuyan a forjar el proyecto docente que vamos a vivir durante un cuatrimestre);

• la participación en público, viendo o hablando muchos de los participantes un primer día, sin que nadie les pregunte por su nombre, ni por lo que sabe o no sabe, ni por nada que les comprometa delante de sus compañeros, sino sólo por sus experiencias positivas y negativas en su historia docente. Nadie los va a incomodar, ni hacerlos quedar mal en público con lo que no saben o teniendo que forzadamente presentarse de manera poco útil (por su nombre, ¿para qué? ¿para qué me conozca el profesor? ¿se presenta alguien de esa forma?

 que además, nos dará un output importantísimo para saber cómo va la docencia en los últimos años, que son los que ellos han vivido en las aulas . Pero es que además, esto que estamos proponiendo y que se desarrolla con más extensión y explicaciones en el capítulo 1 del libro I citado, supone en sí mismo una primera etapa de cualquier investigación, donde las fuentes son básicas y primarias para emprender cualquier camino, y son las fuentes las que nos orientan para continuar el camino de investigación, y no sólo eso, sino que como todo diagnóstico nos da las pautas para decidir qué camino tomamos, qué proyecto vamos a amparar y qué metodologías podemos utilizar .
Total, un primer día, con una reunión múltiple-compleja, en varios grupos de trabajo, trabajando sobre las experiencias positivas y negativas de los estudiantes-participantes, que se inician a una metodología grupal y en gran medida a una metodología científica, que participan activamente en toda la clase, que son protagonistas , que con esos intercambios se empiezan a conocer por lo que han hecho, hacen o son, y no por sus nombres o sus lugares de nacimiento, y que además, nos nutre de una gran información sobre el estado del sistema educativo en general.

Pero no sólo eso, sino que ellos mismos van a hacer ensayos sobre lo que han vivido en esta primera clase, ensayos-resumen-síntesis de lo que han aprendido , los van a convertir en su primera aportación a su propio blog y esas reflexiones van a constituir materia prima para un estudio más profundo sobre cómo andan las cosas en el sistema educativo en este país. En un día, en dos horas, en un acto, hemos aglutinado todo lo que necesitábamos y habíamos preparado, pero además, muchas más cosas .

Preguntar a los alumnos es básico . No me canso de repetir que son los únicos que pueden tener una visión real de lo que ocurre dentro de un aula: un profesor sólo entra en el aula de otro profesor, si es invitado a impartir sus conocimientos, con lo que el aula del profesor que invita, no es la misma que cuando es él el que está con sus alumnos: los chicos están en esa clase y en todas, todos los días y son gente inteligente y tienen experiencia de muchas cosas,

• ¿por qué no les preguntamos qué es lo que hacemos en las aulas con ellos?

• ¿tal vez miedo a lo que digan o “denuncien”; o tal vez que nos olvidamos, porque son discentes y los discentes “no tienen ciencia” y por tanto, no son; o

• tal vez porque la única voz es la nuestra y ellos vienen para escucharnos y “aprender” de lo que decimos;

• o ….. ?.
Muchas pueden ser las razones, pero en mi opinión, no podemos permitirnos obviar una información de primera mano, si es que realmente somos científicos. Un científico nunca la despreciaría.
Empezar, tendríamos que empezar preguntando, trabajando en grupo, conociéndonos, re-conociéndonos, comprometiéndonos, participando, ……. y el tip que hemos utilizado, un tip complejo nos permite muchos outputs para gestionar el aula y transformarla en un espacio de aprendizaje y de innovación permanente.

Una sola acción y ya estamos en marcha

Hemos visto que con una sola acción, todos los resortes para generar un espacio intercomunicado, vivo y motivado, están en marcha. Hemos empezado bien, ahora tenemos que continuar bien. En el libro I de METODOLOGÍA DE INNOVACIÓN Y APRENDIZAJE: Los comienzos, están todos los detalles ampliados de esos primeros cuatro días que permiten no sólo generar horizontes y buen ambiente, sino organizarse de tal forma que el profesor empiece a ser un “profesor ignorante” y pase la responsabilidad a quiénes tienen que tenerla básicamente: los estudiantes. Ellos vienen aquí para aprender, están plenamente dedicados a aprender; los profesores estamos para ayudarles en su labor y al tiempo, seguir actualizándonos y aprendiendo.
Si siguen las indicaciones de ese primer libro, en gran medida, parecidas a las que seguimos en el Seminario-Coloquio-Encuentro del mes de noviembre de 2016, cualquier profesor puede estar en este buen punto de partida. Por supuesto, una vez organizadas las cosas y encauzado el ambiente y el conocimiento y confianza mutuas, es preciso seguir con un proceso que normalmente dura unos dos meses-dos meses y medio aproximadamente.

Ese proceso se trabaja en el libro II de esta tetralogía: “Procesos y Métodos. De la luna nueva a la luna llena”, donde se aborda como se puede no sólo mantener sino profundizar y hacer exponencial la curva de aprendizaje, a partir básicamente de método científico, de blogs y diarios de aprendizaje, de diversidad y transversalidad, y por supuesto, de acción que nos lleve a ellas, y de grupo operativo de trabajo, que desarrolle nuestras altas posibilidades de cooperación y colaboración entre todos. Esto, seguro, asentará las bases de un proceso de auto-aprendizaje que es lo que pretendemos con estas formas de trabajar.
Este CD aglutina diversas experiencias de profesores para iniciar sus espacios de aprendizaje. Son realmente variadas y coinciden en muchos puntos, y también tienen unas grandes coincidencias con la experiencia que ha sido relatada aquí procedente de mi trabajo como innovador educativo y social. Los trabajos, a veces, son sorprendentes, y lo fueron más cuando los vimos trabajados oralmente en el pasado seminario-coloquio-encuentro del mes de noviembre.

Ya a principios del siglo XX, un gran pedagogo catalán, Ferrer i Guardia, afirmaba en “La Escuela Moderna”:
“La escuela sujeta a los niños física, intelectual y moralmente para dirigir el desarrollo a sus facultades en el sentido que se desea, y les priva del contacto con la naturaleza para modelarles a su manera ….. Educar equivale actualmente a domar, adiestrar, domesticar. …. Para realizarla se han inspirado en los principios de disciplina y autoridad que guían a los organizadores sociales de todos los tiempos, quienes no tienen más que una idea clara: que los niños se habitúen a obedecer, a creer y a pensar según los dogmas sociales que nos rigen. Esto sentado, la instrucción no puede ser más que lo que es hoy. No se trata de secundar el desarrollo espontáneo de las facultades del niño, de dejarle buscar libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales; se trata de imponerles pensamientos hechos; de impedirle para siempre pensar de otra manera que la necesaria para la conservación de las instituciones de esta sociedad; de hacer de él, en suma, un individuo estrictamente adaptado al mecanismo social”

Esto no está lejos de nuestra realidad educativa actual, más bien diría yo que estos rasgos se han venido conservando y hasta acentuando con los años y la homogeneidad y el pensamiento único imperante en torno a lo que sigue llamándose educación.

El mismo Ferrer afirmaba que:
“La misión de la enseñanza consiste en demostrar a la infancia, en virtud de un método puramente científico, que cuanto más se conozcan los productos de la naturaleza, sus cualidades y la manera de utilizarlos, más abundarán los productos alimenticios, industriales, científicos y artísticos útiles, convenientes y necesarios para la vida, y con mayor facilidad y profusión saldrán de nuestras escuelas hombres y mujeres dispuestos a cultivar todos los ramos del saber y de la actividad, guiados por la razón e inspirados por la ciencia y el arte, que embellecerán la vida y justificarán la sociedad”
He traído a colación a Ferrer i Guardia no porque quiera apoyar la Escuela Moderna, que no nos vendría de todas formas mal, sino para mostrar que ya en España, a principios del siglo XX había pedagogos que promovían formas educativas alternativas y sin duda, innovadoras, pero que finalmente, acabaron mal, acabaron en el pensamiento único de la iglesia y las cátedras (por cierto cátedra significa “asiento” y tiene relación con púlpito, que es el lugar elevado y sentado desde donde se habla excátedra, es decir, se “imparten discursos”), hoy departamentos.

Como sociedad, hemos dejado a un lado las aportaciones innovadoras de pedagogos como Ferrer y como el mismo Giner de los Ríos, y “nos quedamos” empantanados en los púlpitos, en las cátedras, en el Estado nacional cada día más monolítico, y en definitiva, en un sistema de enseñanza que le quedan años-luz para asomarse, siquiera asomarse, a alguna de las pedagogías que se construyeron a partir de la revolución francesa y de la ilustración, también francesa.

Nos hemos quedado con las “especialidades”, con las técnicas, con las recetas, pero no sabemos, salvo que lo hagamos fuera del país, hacer las cosas, comprenderlas, analizarlas y si alguno sabe es más por su trabajo individual y su self-made-man y motivación que por lo que ha aprendido en esas aulas. No podemos, en consecuencia, dar el salto, porque la cultura social no lo aceptaría, pero nuestros estudiantes, aquellos que selectivamente llegan a la universidad estarían más que dispuestos a que las cosas cambiasen hacia formatos más democráticos, más participativos, más eco-ambientales, más grupales, más prácticos y más generadores de empleo que los actuales, cuyo único porvenir es la corrupción y el todavía vigente “enchufismo”, lo cual significa que los que están más cerca del poder se benefician, y los que no lo están, sufren la discriminación doblemente.

Pero ……..

Roberto Carballo

Asociación Espiral
para la Innovación
Somosaguas, 2017

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