«La patronal francesa financia en secreto a los sindicatos para facilitar sus relaciones». Sabíamos que había sindicatos amarillos, sabíamos que algunos sindicalistas se vendían en momentos críticos, sabíamos muchas cosas, pero mire por donde, a los patronos del metal francés les ha interesado «untar» a los sindicatos del mismo sector para «fluidificar las relaciones sociales».

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Mi primera participación en un libro colectivo fue en 1976, con un artículo del que sinceramente me sigo sintiendo orgulloso, se titulaba «Salarios», y demostraba o quería demostrar como había empeorado la distribución de la renta en nuestro país, aún en épocas de «vacas gordas». El planteamiento dio pié para alguna tesis doctoral en universidades europeas y latinoamericanas. En España casi no fue leído o al menos fue sepultado, a pesar de constituir en su momento una alternativa al modelo de Aglietta, tan de moda en aquellos años. Y no lo duden, la distribución de la renta sigue y seguirá aumentado sus desigualdades …… por eso casi no existen datos fiables, ¿para qué mirar de frente al monstruo?.

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La indignación y la energía se han fundido en mí en estos primeros días de enero. Me siento indignado. Tengo la impresión de que nos cuesta o no queremos o tal vez no sabemos hablar claro. Y si lo haces, parece que se corre un tupido velo en torno a ti, que de pronto eres una vez más políticamente incorrecto. No me importa tirarme a la piscina, mi mostrar mi indignación. Un maestro me dijo alguna vez que la indignación es un buen principio para empezar a cambiar. Empleo e inflación son temas sociales y culturales, fruto de relaciones sociales básicamente indignantes: empleo insuficiente y de poca calidad; inflación siempre. ¡Qué empleo! ¡Qué inflación!.

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Me atrevo a analizar lo que ha sido 2006 para el programa Aldebaran Innovation, es decir, para el proyecto que todavía constituye una parte de mi sueño y de mi horizonte. Regenerar el tejido social no es fácil, tenemos que dotarnos de método, de modelo, de horizonte, de proyecto, y cómo no, de investigación. Sin un fuerte programa de investigación, un programa coherente, estratégico, a largo plazo, no sería posible desarrollar lo otro y mantenerlo vivo. Como decía Gramsci: la verdad es siempre revolucionaria, y alcanzar la «verdad», aunque sea con minúsculas, tiene que ver con el análisis e interpretación de lo real, con el conocimiento, con el saber alcanzado, y todo eso, sin bases, sin fundamentos, sin documentación, sin análisis, …… no es posible. De ahí la importancia de investigar, y la importancia después de divulgar y de intercambiar. Pero para eso tenemos que disponer de un programa estratégico, un programa a largo plazo, un programa para hacer posible lo demás. A veces, hasta hay que saber «perderse» en la investigación, para luego dar luz a espacios nuevos, espacios que faciliten las cosas de los que vendrán. Ese es el sentido de mi trabajo, y lo que guía mis intenciones. No siempre lo consigo, y muchas veces, me equivoco, pero sigo intentándolo.

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