En el fondo de la innovación está, sin duda, la innovación educativa, aunque habría que decir que la mayoría de las innovaciones en el campo de la educación están ya muy probadas, pero por razones culturales y también ideológicas, han sido aparcadas en buena medida.

Hace mucho que sabemos que trabajar en grupo y saber cooperar es algo que no está en nuestra cultura, solo en situaciones de emergencia, pero que es un auténtico avance para los seres humanos saber utilizarlas y aplicarlas realmente. Nadie que haya vivido un trabajo grupal bien trabajado metodológicamente puede pretender que él trabaja mejor individualmente. Por desgracia, la mayoría de las experiencias de trabajo grupal se realizan sin el apoyo metodológico necesario, lo cual lleva al fracaso casi con seguridad, porque sabemos con Bion que los grupos de supuesto básico o naturales conducen a la tensión, a la idealización o a la dependencia, en mayor o menor medida.

Hace mucho que sabemos que lo importante de la educación no es teorizar, sino saber hacer, que lo que es preciso aprender es cómo se hacen las cosas y poner en práctica lo aprendido. Pero existen múltiples intereses de múltiples personas que intentan por todos los medios aportar casi exclusivamente teoría y modelos, y se olvidan de que eso también tiene que practicarse, tiene que ejercitarse, si quiere aprenderse, que no sólo sirve con exponer y conocer, sino que los conocimientos han de servir para cambiar, para mejorar, para transformar la realidad en la que vivimos, para vivir mejor. El sentido práctico del conocimiento se olvida con demasiada frecuencia y estoy por afirmar que se debe a una concepción elitista del conocimiento, que en nada contribuye a su difusión y a su utilización para resolver los diversos problemas y desequilibrios en que nos desenvolvemos.

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También sabemos hace mucho que aprender es un placer para aquellos que lo han probado, y que no es tan difícil responsabilizar de esa tarea a las personas, si existe ejemplo y dedicación y voluntad, que el aprendizaje nos madura y que ese es el camino que tenemos que recorrer para que las cosas sean de otro modo. Hay muchos recursos para responsabilizar e incitar a la aventura del saber, pero sin duda el ejemplo es importantísimo. No podemos enseñar lo que no somos, porque el ejemplo también supone coherencia interna, correspondencia.

Además, las tecnologías de la comunicación han mejorado potencialmente nuestras posibilidades de generar espacios de aprendizaje, sólo tenemos que conocerlas bien para poder utilizarlas de la mejor manera posible. Como todo, necesita un aprendizaje en profundidad que nos permita conocer y experimentar las amplias posibilidades que las redes, los intercambios y las construcciones en paralelo pueden ofrecernos en el mundo del aprendizaje.

Grupo, Acción, Responsabilidad y espacios virtuales son las claves sobre las que creo es preciso volver a actuar para renovar los espacios de aprendizaje. Este es la línea que expresamos en «Metodologías y Experiencias» y que constituye el soporte de nuestra experiencia y planteamiento.

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Un comentario en «Inno Educativa»

  1. Por desgracia, aún hay muchos profesores que no confían en los nuevos métodos.
    Los apuntes y libros no siempre son la mejor manera de aprender, ojalá poco a poco todos lo vayan entendiendo y las clases se hagan más llevaderas.
    Este curso ha sido un placer.

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