Contempla uno el panorama político, al que supuestamente ya tenía que estar acostumbrado, y que va, imposible mantenerse a la escucha de lo que se dice y no se hace. Me recordó el libro de Mallada (Lucas) de finales del XIX. Hoy encontré, casi por casualidad, una frase de ese libro, la reproduzco sólo para ¿fastidiar o para empezar a diagnosticar?. No sé, tal vez valga la pena recordarla.

«Fuera de contadas excepciones, las cualidades generales de los políticos españoles son las siguientes: la más crasa ignorancia en los fundamentos del difícil arte de gobernar; la osadía y la falta de aprensión proporcionales a esa misma ignorancia; el espíritu de discordia y rebeldía en relación con su inmensa soberbia; la veleidad y la ligereza en armonía con su aturdimiento; la ingratitud y la doblez indispensables para su ambición ilimitada» («Los males de la patria» Alianza Editorial, pag. 202)

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